El estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias UCSC comparó ejemplares de las regiones de Coquimbo y del Biobío.

“Hábitat de crianza contrastantes promueven variaciones en la condición bioenergética de las hembras juveniles del langostino colorado del Océano Pacífico Sur”, es el nombre de la investigación desarrollada por miembros de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). El estudio fue liderado por Fabián Guzmán, en conjunto con el académico Dr. Ángel Urzúa y el estudiante de Doctorado Marco Quispe, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Peer J.

La investigación quiso averiguar si existían variaciones en la condición bioenergética de las hembras juveniles del langostino colorado, a nivel latitudinal. “En Chile, la pesquería del langostino colorado se concentra en dos zonas: frente a las costas de Coquimbo y frente a las costas de Concepción. En estas dos poblaciones que son explotadas, se encuentran los juveniles que reclutan a las poblaciones adultas y son extraídas por la pesquería”, explicó Fabián Guzmán.

Diferencias entre ejemplares del norte y sur

La hembra es la que tiene un mayor contenido bioenergético, debido a su actividad reproductiva. La condición bioenergética contempla el contenido de lípidos, proteínas, glucosa y energía. Estas dos áreas se diferencian en temperatura y clorofila-a, donde la zona norte posee temperaturas más altas y una concentración de clorofila-a más estable durante el año, en comparación a la zona sur.

“La geomorfología de las costas también son diferentes, mientras que en el norte la plataforma continental es más angosta y menos profunda que en el sur. Además, la zona sur presenta una mayor descarga de materia orgánica producto del agua dulce que proviene de los ríos y de la lluvia. Considerando estos antecedentes evaluamos la condición bioenergética”, enfatizó.

Parte de los resultados evidenciaron que las hembras de la zona sur tienen una mejor condición bioenergética que las hembras de la zona norte. Esto se asocia principalmente a las diferencias en la temperatura. “A menor temperatura los organismos acumulan mayores constituyentes bioquímicos, lo que quiere decir que tiene mayor contenido de lípidos, proteínas y glucosa. Luego, debemos evaluar cómo la  mejor condición bioenergética se va a ver reflejada durante su vida adulta. Además ver si las poblaciones tiene un mayor reclutamiento o hay una mayor tasa de sobrevivencia”, comentó Fabián Guzmán, respecto a los siguientes pasos a seguir con este hallazgo.

La idea a futuro con estos datos es establecer políticas de mantenimiento o gestión pesquera, esto quiere decir potenciar un sector con determinadas cualidades. “Dentro de un contexto de cambio climático, es relevante. Debido a que si sube la temperatura del agua, los organismos quizás van a tener una peor condición bioenergética, entonces podrían tener bajas concentraciones de constituyentes bioquímicos o en otras palabras podrían ser de menor calidad alimentaria”, complementó Fabián Guzmán.

Además, esta condición se reflejó en el peso de los langostinos. Esto quiere decir que las del sur tenían un mayor peso que las de norte. Esa diferencia podría afectar en otras actividades como la depredación, sobrevivencia o incluso en valor económico.

“Podemos ver que los langostinos tienen una posible adaptación fisiológica a los factores ambientales locales, principalmente a la temperatura. De acuerdo al hábitat, este organismo va a responder de diferente forma en diferentes zonas”, complementó. Respecto a la metodología, se trabajó en cooperación con el Instituto de Fomento Pesquero y con la empresa pesquera Camanchaca. Los análisis se realizaron en el Laboratorio de Recursos Hidrobiológicos de la Facultad de Ciencias UCSC.