Felipe Torres trabaja en una investigación que analiza cómo va a alterar el cambio climático a la producción del chorito, que es, a su vez, el segundo producto acuícola más importante para la economía chilena, después de los salmones.

La estancia fue de aproximadamente un mes, donde Felipe Torres, estudiante del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos UCSC, tuvo la oportunidad de trabajar en el laboratorio del Dr. Neftalí Sillero, en Vila Nova da Gaia, Portugal, además de acompañarlo en sus cátedras en la Universidad de Porto.

“Mi profesor tutor, Carlos Lara, lleva una buena relación con el profesor Sillero, han trabajado juntos en algunas investigaciones. Luego recomendó que fuera mi co-tutor de tesis, y tras dos años de revisar mi material, el profesor Lara sugirió que podía ir a trabajar un tiempo con el profesor Sillero en su laboratorio, y así aprender más sobre análisis espaciales. El profesor Neftalí aceptó e invitó a quedarme el tiempo que fuera necesario, aunque el factor económico siempre fue mi limitante”, declaró.

Respecto al apoyo económico recibido, Felipe señaló que el Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos de la UCSC aportó fondos que son destinados a congresos y pasantías. Además, recibió ayuda del Consorcio Ciencia2030 y la ayuda de otro de sus co-tutores, el profesor Bernardo Broitman, académico de la Universidad Adolfo Ibañez.

El propósito de la pasantía fue aprender a modelar mejor los escenarios para hacer predicciones más precisas en su investigación. Felipe, explicó que: “Los modelos que realizaba eran bastante sencillos, evaluaba sectores e identificaba la presencia o ausencia de la especie. Pero ahora, considero también la cantidad, su abundancia. Aprendí algunas otras herramientas, pero aprender esto fue el objetivo de la pasantía”.

El proceso de producción del chorito está muy ligado a las condiciones ambientales locales. “Esta acuicultura depende mucho de la pesquería. Para comenzar el cultivo de estos animales, se debe capturar desde el medio natural a las larvas, y la disponibilidad y abundancia de éstas depende mucho de las condiciones ambientales, la salinidad, temperatura, disponibilidad de sustrato, alimento, entre otros. Una menor cantidad de larvas implica menor producción del molusco, lo cual deriva en menos dinero para las familias que dependen de esta industria, señaló el experto.

Ante esto, Felipe aclaró que su investigación busca precisamente ver cómo el cambio climático altera la disponibilidad larval de este molusco crucial para la economía chilena. “Yo estoy viendo como las variables ambientales, como la temperatura, que sabemos que va a cambiar, afecta la disponibilidad y abundancia larval. Y esto se puede predecir realizando estos modelos matemático-espaciales que incluyen el factor abundancia, que es lo que fui a aprender donde el profesor Neftalí”.

Un desafío más allá de lo académico

En cuanto a lo personal, Felipe comenta que el viaje fue un gran desafío. La barrera del idioma siempre existe cuando no se habla la lengua local, pero aun así pudo desenvolverse y aprovechar la experiencia. “Yo sabía que en la universidad no iba a tener problema, porque asumí que todos iban a hablar inglés. Además, el profesor Sillero es español, por lo que no sería un problema. Pero fuera de la universidad, tuve que sobrevivir entre español, portugués y un poco de inglés. Toda la gente es muy amable en Porto, y se esfuerzan en que el otro entienda”, relató.

Finalmente, Felipe reflexionó sobre la importancia de salir de la zona de confort. Plantearse estos desafíos y atreverse a buscar más allá de lo que está alrededor. “Salir del país es una experiencia completamente edificante y enriquecedora. Uno conoce nuevas formas de ver el mundo, conocer distintas culturas, lugares, y todo eso nos ayuda a crecer. Salir de la zona de confort puede ser muy incómodo, pero hacerlo, te muestra que hay tanto más por hacer y descubrir, que sería un error quedarse solo con lo que conocemos”, finalizó.